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KnoWhy #527

¿Por qué debemos tener cuidado de los lobos vestidos de ovejas?

septiembre 17, 2019
KnoWhy #527
Imagen por Elias_Sch a través de Pixabay.com
Imagen por Elias_Sch a través de Pixabay.com
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces”
3 Nefi 14:15

El conocimiento

Cerca del final de Su sermón del monte y el sermón en el templo, el Salvador advirtió al pueblo del convenio que se cuidaran de los falsos profetas y maestros, que pronto entrarían entre ellos tratando de desviar al pueblo. “Y guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). De la misma manera, en el sermón en el templo, el Salvador repitió esta advertencia a Su pueblo en el nuevo mundo (3 Nefi 14:15).

El apóstol Pablo hizo eco de esta advertencia cerca de treinta años después cuando habló a los ancianos de la iglesia en Efesios: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:29). Y esta advertencia ciertamente se extiende a nosotros hoy. ¿Pero quiénes son estos “lobos”? Las Escrituras proveen ejemplos poderosos de falsos profetas y otros alborotadores, que parecen inofensivos, pero que en realidad estaban sembrando división entre los hijos de Dios y llevando a algunos a andar otros caminos.

A medida que estudiamos el Libro de Mormón, se les recuerda a los lectores que Nefi, Mormón, Moroni y otros profetas inspirados vieron y anticiparon nuestros días (Mormón 8:35) e incluyeron estos ejemplos para que podamos “ser más sabios de lo que [ellos han] sido” (Mormón 9:31).

Diferencias étnicas

Durante gran parte de la historia lehita, hubo desconfianza y desdén entre los nefitas y los lamanitas. Un ejemplo de esta tensión se puede encontrar durante los viajes misionales de Ammón y sus hermanos. En Alma 20, el padre de Lamoni encontró a su hijo viajando con Ammón hacia la tierra de Middoni. Con ira él exclamó: “¿Adónde vas con este nefita, que es uno de los hijos de un mentiroso?” (Alma 20:10).

Esa desconfianza y desdén a menudo se convertía en un conflicto directo. Pero a medida que estos conflictos son revisados cuidadosamente, llega a ser aparente que muchos ocurrieron por causa de las acciones de agitadores nefitas y apóstatas. Hombres astutos e intrigantes como Amalickíah que tomaron ventaja de la desconfianza para provocar conflictos para su propio beneficio.1 Un hábil lobo con piel de oveja, fue capaz, por engaño, de “incit[ar] a los lamanitas a la ira contra el pueblo de Nefi” (Alma 47:1-2) y eliminar aquellos, como Lehonti, que querían que la paz continuara (Alma 47:17-19).

A pesar de esta historia larga y tumultuosa, después de la aparición y ministerio del Salvador, la paz reinó en la tierra por casi dos siglos. ¿Qué lo causó? Mormón proveyó una respuesta cuando comentó que no había “ninguna especie de -itas, sino que eran uno, hijos de Cristo y herederos del reino de Dios” (4 Nefi 1:17). En esa época de oro, la larga historia de enojo no se evaporó simplemente. No hubo transformaciones físicas repentinas. En cambio, se produjo un cambio en el corazón de las personas, al compartir su herencia como hijos de Dios y llegar a ser más importante que sus “generaciones de antepasados”.2

Diferencias de clase

Los nefitas eran propensos al orgullo, especialmente cuando se trataba de sus riquezas. Después de periodos de prosperidad y rectitud, los miembros de la iglesia se habían “engreído… con las vanidades del mundo” (Alma 31:27). A lo largo del Libro de Mormón, los profetas, incluso el mismo Salvador, advirtieron al pueblo de no dejar entrar el orgullo en sus corazones, pues continuaría plagándolos una y otra vez.3

Cuando Alma hijo y sus compañeros misioneros entraron a la tierra apóstata de Antiónum, ellos presenciaron la triste división que los zoramitas habían impuesto sobre su propio pueblo. La “clase pobre” del pueblo eran “echados de las sinagogas” por causa de la pobreza de sus ropas y se les dijo que estaban sucios y sin valor (Alma 32:2-3).4

No está claro si un evento específico llevó a Zoram y a su pueblo a “perv[ertir] las vías del Señor” (Alma 31:1). Sin embargo, las doctrinas que los llevaron por un mal camino se remontan claramente a un exceso de orgullo en sus riquezas y logros.5 Ellos dejaron que su éxito material los llevara a la apostasía, a medida que llegaron a estar más y más convencidos que habían sido “separado[s] de [sus] hermanos” quienes seguían “necias tradiciones” (Alma 31:15-18).

Estos líderes orgullosos sirvieron como lobos con pieles de oveja. Ejercieron poder, construyeron edificios opulentos y disfrutaron de logros materiales. Su orgullo incursionó astutamente entre la corteza superior zoramita y pronto fue demasiado tarde para muchos de los zoramitas y fueron descarriados y se perdieron en sus garras. Afortunadamente, Alma hijo y sus compañeros pudieron enseñar a los “mansos de corazón” entre los zoramitas y les recordaron del valor de su identidad eterna, independientemente de su pobreza mortal.

Diferencias políticas

El cambio de liderazgo nefita de un gobernador a otro fue a menudo la causa de contención. En una revelación, el profeta José dijo: “Hemos aprendido, por tristes experiencias, que la naturaleza y disposición de casi todos los hombres, en cuanto reciben un poco de autoridad, como ellos suponen, es comenzar inmediatamente a ejercer injusto dominio” (DyC 121:39).

Cuando el gran juez Pahorán1 murió, tres de sus hijos, Pahorán2, Paanqui y Pacumeni, contendieron para reemplazarlo en el asiento judicial. Al hacerlo, causaron “una grave dificultad entre el pueblo nefita” (Helamán 1:1). Cuando Pahorán2 fue escogido como el juez superior por “la voz del pueblo”, Pacumeni apoyó a su hermano (Helamán 1:5-6).

Paanqui, sin embargo, estaba furioso. Él deseaba el asiento judicial por causa del poder que venía de este, y no por la oportunidad que le daba de servir a su pueblo. Él comenzó a “incitarlos a que se sublevaran contra sus hermanos” (Helamán 1:7). Por esta razón, fue condenado a muerte y ejecutado. En venganza, los seguidores de Paanqui asesinaron a Pahorán2 mientras estaba en el asiento judicial. Pacumeni tomó el lugar de su hermano, pero su administración sería corta. Los disidentes nefitas y lamanitas tomaron ventaja de la confusión para atacar la tierra de Zarahemla y Pacumeni fue asesinado cuando huía.

Afortunadamente, los comandantes nefitas, leales y fieles a Moroníah y Lehi pudieron repeler a los invasores y establecer la paz de nuevo por un tiempo. Pero los efectos de asesinato y la invasión se sentirían hasta la venida del Salvador. Estos “lobos” pudieron engañar a muchos. Interna e intencionalmente, incitaron a las personas a cometer “todo género de iniquidades; de modo que no había gozado de paz sino pocos años” (3 Nefi 6:16).

El porqué

Estos relatos del Libro de Mormón no utilizan la misma representación de “lobos vestidos de ovejas” como la advertencia profética del Salvador, pero son cumplimientos a Su alerta de advertencia. Estas personas astutas exageraron las diferencias y explotaron las tensiones para enmascarar sus verdaderas intenciones mientras buscaban redirigir y esparcir al rebaño.

Cuando algunos lectores encuentran estas historias en el Libro de Mormón en su estudio de escritura personal o durante una lección en la iglesia, está la tentación de ignorarlos o descartarlos. Algunos dirán que las personas en el pasado eran fáciles de engañar, con excesiva confianza que los hombres y las mujeres de hoy nunca caerían en las mismas trampas. Los santos de los últimos días no pueden permitirse cometer este error.

Tal como lo profetizó el Salvador, “lobos vestidos de ovejas” poblarán el mundo y pueden venir tanto adentro como fuera de la iglesia. Apelan a los sentidos de orgullo, superioridad y exclusividad. Ellos convencen a los santos a confiar en ellos mismos, a confiar “en el brazo de la carne” y a no buscar el consuelo del Señor (2 Nefi 4:34). De manera absurda, “[c]uando son instruidos se creen sabios, y no escuchan el consejo de Dios, porque lo menosprecian, suponiendo que saben por sí mismos” (2 Nefi 9:28).

Es muy fácil predicar una creencia en la “paternidad de Dios y la hermandad del hombre”6 y luego discriminar en contra de otro grupo étnico.7 Es muy fácil predicar acerca del sacrificio de las “blancas de la viuda” y luego ignorar a aquellos que las han dado.8 Es muy fácil hablar de ser “hermanos y hermanas en Cristo” y luego gritar y rechazar a esos mismos hermanos y hermanas porque vienen de diferentes clases sociales, antecedentes educativos o políticamente diferentes.9

Pero cuando el Salvador advirtió y ordenó a sus oyentes que se cuidaran de los lobos vestidos de ovejas, Él también les presentó una manera de discernir lo bueno de lo malo: “Por sus frutos los conoceréis” (3 Nefi 14:15; cf. Mateo 7:16). Por lo tanto, el pueblo de Dios necesita buscar constantemente el Espíritu de Dios, atender Su consejo y reconocer qué “frutos” pueden producir ciertas recomendaciones o tipos de conducta. Al hacer eso con rectitud y fidelidad, el Señor los bendecirá. De lo contrario, corren el riesgo de ser fácilmente engañados, como lo fueron muchos nefitas de antaño.

Otras lecturas

David B. Haight, “’By Their Fruits Shall Ye Know Them’”, BYU Devotional, December 7, 1980, en línea en speeches.byu.edu.

Hugh Nibley, “The Way of the Intellectuals”, en An Approach to the Book of Mormon, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 6 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 361-377.

Andrew C. Skinner, “The Course of Peace and Apostasy (4 Nephi–Mormon 2)”, en Alma 30 to Moroni, Studies in Scripture, Volume 8, ed. Kent P. Jackson (Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1987), 218–230.

 

1. Véase Hugh Nibley, “The Way of the Intellectuals”, en An Approach to the Book of Mormon, The Collected Works of Hugh Nibley, Volume 6 (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1988), 361-377. Véase también John W. Welch, “Comparing Sherem, Nehor, and Korihor“, en The Legal Cases in the Book of Mormon, 301-309. Provo, UT: BYU Press/Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2008.
2. Élder Boyd K. Packer, “To Young Women and Men“, Conferencia General, abril de 1989.
3. Véase John W. Welch y J. Gregory Welch, Charting the Book of Mormon: Visual Aids for Personal Study and Teaching (Provo, UT: FARMS, 1999), chart 144.
4. Royal Skousen, ed., The Book of Mormon: The Earliest Text (New Haven, CT: Yale University Press, 2009), 768.  Hay una ligera variante textual aquí. Una corrección en el manuscrito original dice: “empezaron a tener éxito entre la clase más pobre (diferencias enfatizadas).
5. En Book of Mormon Onomasticon la palabra “Antionum” se especula que el nombre de la ciudad “puede derivar del oro Antión”. Si es así, “es un nombre apropiado para la ciudad zoramita del orgullo y la riqueza”. Véase “ANTIONUM” en línea en https://onoma.lib.byu.edu/index.php/ANTIONUM.
6. Élder Hugh B. Brown, “The Profile of a Prophet“, BYU Devotional, 4 de octubre de 1955, en línea en speeches.byu.edu.
7. Élder Spencer W. Kimball, “The Evil of Intolerance“, Conferencia general, abril de 1954.
8. Élder Jeffrey R. Holland, “Un Puñado De Harina Y Un Poco De Aceite“, Conferencia General, abril de 1996.
9. Élder Dallin H. Oaks, “Amar a los demás y vivir con las diferencias“, Conferencia General, Octubre de 2014. Conferencia General sobre los diferentes puntos de vista (Packer, sobre política en el año 2006).

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón