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KnoWhy #544

¿Por qué Lehi y Jeremías se encontraban en un desierto oscuro y lúgubre?

enero 10, 2020
KnoWhy #544
"Lehi ve una visión del árbol de la vida" a través de Recursos del Evangelio
"Lehi ve una visión del árbol de la vida" a través de Recursos del Evangelio
“Y aconteció que mientras lo seguía, vi que me hallaba en un desierto obscuro y lúgubre”
1 Nefi 8:7

El Conocimiento

El sueño de Lehi del árbol de la vida evoca temas, enseñanzas y representaciones que reflejan de manera auténtica el mundo antiguo, sus circunstancias personales y las de su familia. Lehi dijo:

“[M]e pareció ver en mi sueño un desierto obscuro y lúgubre. Y aconteció que vi a un hombre vestido con un manto blanco, el cual llegó y se puso delante de mí. Y sucedió que me habló y me mandó que lo siguiera. Y aconteció que mientras lo seguía, vi que me hallaba en un desierto obscuro y lúgubre. Y después de haber caminado en la obscuridad por el espacio de muchas horas, empecé a implorarle al Señor que tuviera misericordia de mí, de acuerdo con la multitud de sus tiernas misericordias” (1 Nefi 8:4–8).

En su estudio pionero del viaje de Lehi, Hugh Nibley observó: “Es la pesadilla estándar del árabe y es la jactancia suprema de cada poeta que ha viajado solo largas distancias a través de los obscuros y lúgubres desiertos”. Comparó el relato de Lehi con las descripciones de escritores árabes sobre una obscuridad aterradora, que a veces envolvía al viajero. Estas neblinas, que se han reportado en todo el desierto de Arabia, son “una mezcla deprimente de polvo y niebla húmeda, que, sumada a la noche, completa la confusión de cualquiera que deambula por el desierto”.1

Las profecías de Jeremías, contemporáneo de Lehi, también comparten muchos elementos con las revelaciones y enseñanzas de Lehi y su hijo Nefi. Estos pueden proporcionar información sobre el Libro de Mormón. En el momento de su sueño, Lehi había estado buscando estos registros, que contenían “muchas profecías declaradas por boca de Jeremías” (1 Nefi 5:13). Mientras reflexionaba sobre las palabras del Señor a través de este profeta contemporáneo, habría encontrado temas y enseñanzas que hacían eco de las experiencias y desafíos de su propia familia.

En una de sus primeras profecías, Jeremías recordó cómo el Señor había guiado a Israel a través del “desierto, por una tierra árida y de hoyos, por una tierra reseca y de densa oscuridad, por una tierra por la cual ningún hombre ha pasado ni habitó allí hombre alguno” (Jeremías 2:6 RVA-2015).2 La palabra hebrea traducida en este versículo como desierto (midbar) denota una región inhabitada o desierto y puede evocar “una imagen de peligro, obscuridad o vacío”.3 Algunas tradiciones del antiguo Cercano Oriente sostenían que tales regiones eran la morada de fuerzas demoníacas.4 Sin un guía, es un lugar terrible. “El que deambula por allí, de repente puede ser desviado, porque no hay camino”.5

El hombre que Lehi encontró cuando comenzó su viaje visionario, nos recuerda cómo el Señor guió a los hijos de Israel a través del desierto. Su aparición ante Lehi y su invitación a seguirlo sugieren que el Señor estaba atento a Lehi tal como estaba atento a sus antiguos ancestros y que Lehi debería verse a sí mismo y a su familia siguiendo el patrón del viaje anterior de Israel.

En Jeremías, el Señor le recuerda a su pueblo: “Yo los introduje en una tierra fértil, para que comieran de su fruto y de lo bueno de ella. Pero cuando entraron, contaminaron mi tierra y convirtieron mi heredad en abominación” (Jeremías 2:7). A través de su maldad habían convertido la buena tierra de su herencia en un desierto del mal.  “Graciosamente, trajo a su pueblo de un desierto al verdadero jardín que ahora habitan, revirtiendo la tragedia del Edén, por así decirlo, pero le devolvieron el favor haciendo del lugar un desastre indescriptible”.6

En Jeremías, el Señor pregunta con algo de ironía: “¿Acaso he sido para Israel como un desierto o como una tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: ‘Somos libres; nunca más volveremos a ti’? (Jeremías 2:31 RVA-2015). El Señor había sido el guía fiel de Israel en el desierto, pero ahora, “ella había comenzado a tratar a Jehová como al desierto, a evitarlo a toda costa”.7 El pueblo a quien amorosamente redimió, ya no deseaba seguirlo. Las palabras “desierto” y “asolado” son notables en Jeremías porque no solo recuerdan un ambiente desértico del Éxodo, sino que también describen la condición de la tierra después de la destrucción de Judá al invadir ejércitos enemigos que abandonan la tierra y sus ciudades en cenizas y ruinas.

Es posible que no apreciemos completamente la dificultad que cada profeta enfrentó al predicar a un pueblo malvado y no arrepentido, ser rechazado y saber que la destrucción estaba llegando al lugar donde vivían y a las personas que habían amado. Jeremías parecía casi abrumado por la visión de la destrucción venidera (Jeremías 4:19-20). Él comparó las secuelas de un caos desorientador de una creación desechada: “Miré, y no quedaba nadie; habían huido todas las aves del cielo. Miré, y la tierra fértil era un desierto; yacían en ruinas todas las ciudades” (Jeremías 4:25-26).

Tales profecías en las planchas de bronce habrían resonado con las experiencias de Lehi. En su visión él se “estremeció y tembló extremadamente” (1 Nefi 1:6).  La pérdida y rechazo de excompañeros y el ser desarraigado de su tierra ancestral habría sido traumático. Uno puede imaginar a Lehi, mientras caminaba a través de la obscuridad y el desierto lúgubre de su visión, ocasionalmente viendo las ruinas inquietantes y sin vida de sitios familiares y su antiguo hogar.

Es significativo que, incluso después de que Lehi eligió seguir al hombre en su sueño, todavía tenía que viajar muchas horas a través del miedo y la obscuridad. El sueño sugiere proféticamente que tendría que atravesar muchos desafíos adicionales en la vida que requerirían su continuo esfuerzo, determinación y diligencia antes de que finalmente llegara a un final feliz y participara del fruto del árbol de la vida.

El por qué

Cada uno de nosotros puede verse en el sueño de Lehi mientras atravesamos nuestros propios desiertos. Experimentamos la desolación que viene con la muerte de seres queridos y podemos preguntarnos cómo podemos continuar. Nos enfrentamos a decepciones que puede dejar en ruinas los sueños preciados y nuestras expectativas a largo plazo. Esto puede deberse a las decisiones descuidadas e insensibles de los demás, a los errores que hemos cometido, o simplemente a parte de las dificultades y circunstancias de la vida por las que todos debemos pasar. Independientemente de la causa, el Señor está allí y nos pide que lo sigamos con la promesa de que aún habrá alegría y paz interior si lo hacemos.

Es una idea equivocada de que quienes siguen al Señor vivirán vidas libres de oposición y dificultad.  El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “Es la verdad simple y muy aleccionadora que antes [y después] de los grandes momentos, ciertamente… grandes momentos espirituales, pueden venir las adversidades, la oposición y la oscuridad”.8 Durante esos tiempos, nuestro entendimiento puede estar limitado, pero podemos ser fieles a la luz que se nos ha dado, incluso cuando buscamos obtener más. El élder Boyd K. Packer advirtió:

Habrá veces en que el vapor de tinieblas los cubrirá de tal manera que no podrán ver el camino, ni siquiera lo que tengan ante los ojos; no les será posible ver claramente, pero con el don del Espíritu Santo, pueden seguir adelante a tientas por el camino a lo largo de la vida. Aférrense a la barra de hierro y no se suelten.9

Podemos preguntarnos por qué el Señor nos permite pasar por momentos de dificultad y obscuridad, incluso cuando sentimos que estamos haciendo todo lo posible para seguirlo y elegir lo que es correcto. El élder Orson Pratt enseñó que estos desafíos tienen un propósito.

¿No es absolutamente necesario que Dios, en cierta medida, retenga incluso de aquellos que caminan delante de él en pureza e integridad, una parte de su Espíritu, para que puedan probarse a sí mismos, a sus familias y vecinos, y a los cielos si están llenos de integridad, incluso en momentos en que no tienen tanto del Espíritu para guiarlos e influenciarlos?

Luego recordó la propia experiencia de Lehi.

Pero a pesar de este don de profecía, y los dones del Espíritu que disfrutaba, el Señor le mostró con este sueño que habría temporadas de obscuridad por las que tendría que pasar, y que incluso entonces había una guía. Si no tenía todo el tiempo el Espíritu de Dios sobre él en gran medida, estaba la palabra de Dios, representada por una barra de hierro, para guiarlo; y si se aferraba a eso en sus horas de obscuridad y pruebas, cuando todo parecía ir en contra de él, y no separarse de él, finalmente lo llevaría a donde podría participar del fruto del precioso árbol: el Árbol de Vida.10

Lehi dijo que viajó muchas horas en la obscuridad, pero no fue hasta que comenzó a orar al Señor que tendría misericordia de él y que encontró la liberación de la terrible obscuridad. El profeta Zenós notó cuán misericordioso había sido el Señor al escuchar su oración cuando estaba en el desierto (Alma 33:4), y Amulek enseñó cómo todos debemos “derramar vuestra alma… en vuestros yermos” (Alma 34:26). Cada uno de nosotros puede experimentar ese desierto de diferentes maneras.

A medida que nos esforzamos por seguir la dirección del Señor y el consejo inspirado de los apóstoles y profetas vivientes, podemos encontrar que a veces debemos salir de nuestra zona de confort y hacer cosas que nunca antes habíamos hecho. El élder Harold B. Lee una vez aconsejó: “Debes aprender a caminar hasta el borde de la luz, y luego unos pasos en la obscuridad, luego la luz aparecerá y te mostrará el camino delante de ti”. 11

Lehi aprendió a través de la revelación y la experiencia que podemos ser guiados a través de tiempos difíciles a un lugar mejor. Su sueño profético nos enseña que cuando estamos decididos a seguir al Señor, Él nos ayudará a pasar por nuestros tiempos más desolados. Mientras buscamos su ayuda en nuestro viaje y seguimos su consejo, podemos participar de su amor, que es “el más deseable sobre todas las cosas” (1 Nefi 11:22), que nos restaura a la vida después de la desolación, a la esperanza de la desesperación, que “es más deseable que todas las cosas” (1 Nefi 11:23).

Otras lecturas

Hugh Nibley, Lehi in the Desert (Salt Lake City: Deseret Book y FARMS, 1988).

Warren P. Aston, Lehi and Sariah in Arabia: The Old World Setting for the Book of Mormon (Warren P. Aston, 2015)

Boyd K. Packer, “El sueño de Lehi nos incluye a nosotros”, Liahona (Agosto de 2010): 20–25.

 

1. Hugh Nibley, Lehi in the Desert (Salt Lake City: Deseret Book and FARMS, 1988), 43–44.
2. Dos comentarios muy útiles sobre Jeremías son William L. Holladay, Jeremiah: A Commentary on the Book of the Prophet Jeremiah. Chapters 1–25 (Fortress Press, 1986) y Jack R. Lundbom, Jeremiah 1–20 (New York: Anchor Bible, 1999).
3. Lundbom, Jeremiah 1–20, 292.
4. N. Wyatt, Myths of Power: A Study of Royal Myth and Ideology in Ugarit and Biblical Tradition (Muster: Ugarit-Verlag, 1996), 75–76.
5. Holladay, Jeremiah, 165.
6. Lundbom, 262.
7. Holladay, 108.
8. Jeffrey R. Holland, “Cast Not Away Therefore Your Confidence”, Ensign (marzo de 2000), 7.
9. Boyd K. Packer, “El sueño de Lehi nos incluye a nosotros”. Liahona (agosto de 2010), 23.
10. Orson Pratt. 24 de noviembre de 1872, Journal of Discourses, 15:234–235.
11. Boyd K. Packer, “The Edge of the Light”, BYU Magazine, marzo de 1991. “Hay momentos en los que tenemos que entrar en la obscuridad con fe, confiando en que Dios pondrá tierra firme debajo de nuestros pies una vez que lo hagamos”. Dieter F. Uchtdorf, “El porqué del servicio en el sacerdocio”, Liahona, abril de 2012, 59.

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Referencia a las escrituras

Traducido por Central del Libro de Mormón